domingo, 15 de abril de 2012

Del VIP al RIP: consecuencias de una mala comunicación





Stephen Covey relacionó el concepto de cuenta corriente emocional a la existencia o ausencia  de confianza en una relación entre dos personas. Las emociones determinan nuestra calidad de vida y el dolor provocado por el rechazo social se registra en el cerebro como un daño físico. Daniel Goleman en “Inteligencia Social”, ilustra la responsabilidad de cualquiera, máxime si se trata de un CEO, de hacer sentir bien o hacer sentir mal a otras personas;  de motivarles a través del reconocimiento o de desmotivarles ante la ausencia de la palabra.


La cuenta emocional de un empleado está íntimamente relacionada con la capacidad comunicativa que tenga el directivo a la hora de transmitir una idea. Tal y como afirma Enrique Sueiro, Socio Director de Communicagement, “diriges si comunicas”, por tanto, la clave a la hora de dirigir personas está en saber comunicar.

La clave de la comunicación: sentirse escuchados
El pilar fundamental para lograr el éxito comunicativo es la escucha, y para escuchar, el consejero delegado “necesita la apertura mental suficiente para estar abierto a la posibilidad de cambiar de opinión” siempre y cuando exista una coherencia entre los valores individuales y la decisión a tomar. No existe el concepto de empresa si previamente no hay comunicación. Una empresa que busque el compromiso necesita de diálogo ya que sin éste, pueden surgir malentendidos o confrontaciones dentro del equipo.

El trabajo del CEO en toda entidad debe abarcar además de la planificación y determinación de objetivos,  la comunicación eficaz con los componentes de su equipo para ahondar en su motivación y alcanzar el éxito de la compañía. Si no lo consigues, la empresa puede verse avocada al fracaso.

Consecuencias de la mala comunicación 
La mala comunicación de la empresa no sólo afecta a nivel externo, sino que una de las consecuencias más nefastas que pueden llegar a producirse tiene que ver con el deterioro de las relaciones personales dentro del equipo, provocando desmotivación y desconfianza interna.

Enrique Sueiro apunta que “la motivación tiene mucho que ver con sentirse escuchado e importante”. Si no existe un reconocimiento por parte del directivo al empleado, probablemente asistiremos a lo que Sueiro define como la decadencia del VIP, con independencia del cargo que ocupe cada uno dentro de la empresa.

Cuando no existe comunicación, la persona transforma su estado de VIP (Very Important Person) a otro menos optimista como es el de RIP(Rest In Peace)”.. “Sentirse importante implica sentirse como alguien VIP… motiva mucho saber que yo soy importante para alguien. Sin embargo, cuando uno no se siente importante para nadie se pasa del Vip al NIP (Not Important Person)… y si la decadencia continúa, el desánimo te invade llegando al estado final de RIP”.

Y es que aquel que no entiende una mirada, tampoco entiende una larga explicación. Es necesario que el consejero delegado recupere la sensibilidad para gestionar bien a su equipo… para distinguir las emociones y los anhelos de sus empleados. Buscar la empatía, saber hacia dónde queremos dirigirnos y no dejar de lado la sensibilidad para una mejor gestión de los sentimientos, es un buen medio para lograr que la comunicación funcione.

Una comunicación empresarial entrañablemente humana y directivamente sostenible es lo ideal para gestionar personas antes que equipos.  ¿La receta del éxito? Communicagement empresarial.

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