Nuestro cerebro no está preparado para la vida moderna, en constante ajetreo, rodeado de incertidumbre y presión.
Los estudios, el trabajo y las actividades exigen gran atención, hacen
que el ser humano esté en continuo estado de vigilancia. Algo que se
potencia de forma sostenida en personas que ocupan puestos de
responsabilidad, que toman decisiones o que lideran equipos. Por otra
parte, cada vez nos orientamos más a la multitarea, el
mundo digital que hemos creado lo potencia permitiendo que nos
mantengamos conectados constantemente y realizando diversas tareas al
mismo tiempo. Puedes comprobar cuántas ventanas mantienes abiertas al
mismo tiempo en tu ordenador, mientras realizas una misma labor. De
media, solemos cambiar de ventana o programa unas 36 veces por hora, y
en días de trabajo podemos visitar hasta 40 páginas webs distintas.
Según Forensicpsychology.net podemos hablar de estrés digital,
que es el incremento de los niveles de estrés a causa de factores
relacionados con los medios de comunicación (ordenador, tablets,
móviles…), el desarrollo de multitareas (realizar a la vez varias
actividades con esfuerzo o concentración) y, sobre todo, el uso de las
redes sociales.
Realmente podemos ser eficientes haciendo tantas cosas a la vez? Parece que nuestra densidad atencional
es limitada. La ciencia nos demuestra que no podemos abarcar más de 4
conceptos a la vez cuando uno de ellos es nuevo. Y si hablamos de
tareas, funcionamos solo con dos al mismo tiempo. El cortex prefrontal
divide literalmente su atención en estas dos tareas y cuando entra una
tercera no hay espacio atencional suficiente y solemos errar y estar más
estresados. Los estudios sugieren que quienes realizan multitareas son menos eficaces
filtrando y reteniendo información importante, recopilan datos ajenos a
la tarea relacionada con la información, presentan más dificultades al
extraer información de la memoria tanto a largo como a corto plazo y son
más lentos a la hora de pasar de una tarea a otra.
La multitarea aumenta el rendimiento en los ordenadores pero no ocurre lo mismo en los humanos
Expertos neurocientíficos hablan ya del
Síndrome del Liderazgo Bloqueado, que sucede cuando el cerebro
literalmente se sobrecarga y no puede procesar la información con
fluidez, ni dar respuestas creativas. Curiosamente, las personas con
este síndrome presentan mayor irritabilidad e incluso somnolencia.
Jessica Payne (Notre Dame Univ.) y Stephen Thomas (Southampton School
of Management), ambos neurocientíficos, demuestran que para superar este
síndrome, y que nuestro cerebro esté en forma, necesitamos tres
variables en nuestro día a día: sueño de calidad, estrés moderado y emociones positivas (afecto).
¿Qué podemos hacer para mitigar los efectos del estrés digital? Fundamental, la adquisición de nuevos hábitos saludables
para nuestro cerebro. Esto implica adquirir cierta disciplina diaria en
la usabilidad con lo que tenga que ver con estar conectado.
Mantener nuestra atención focalizada en cada tarea: Podemos limitar
el uso del correo electrónico a ciertos momentos del día. Esperar al
menos dos horas en la mañana antes de chequear el e-mail, así puedes
comenzar la jornada con lo importante. Tim Ferryss en su libro “La
jornada laboral de 4 horas” señala que no somos tan imprescindibles como
para estar constantemente conectados, incluso nos anima a dejar de
contestar mails durante un tiempo para que nos demos cuenta de que no
somos tan importantes y que si alguien necesita algo urgente de
nosotros, nos lo hará saber. Esta misma recomendación puede aplicarse a
las redes sociales, y aprovechar “tiempos muertos” para relacionarnos virtualmente, por ejemplo en los desplazamientos, momentos de espera…
Realizar juntas tareas similares: Para aprovechar los umbrales de atención y concentración, espera a enviar mails en bloques,
en lugar de ir mandando o contestando a demanda. Suscribirte a RSS de
tus blogs favoritos y así podrás leer las actualizaciones también en
bloques, ahorrando tiempo en buscar las noticias que te pueden
interesar.
Hacer menos: Menos es más.
El hecho de estar todo el día haciendo mil cosas es un síntoma de
vagancia porque nos dedicamos a acciones indiscriminadas y normalmente
de poco impacto y no hacemos lo verdaderamente importante que suelen ser
cosas puntuales. Buscar la productividad personal tiene que ver con
dedicar menos recursos para conseguir nuestros objetivos y eso pasa
necesariamente por la planificación y la reducción de tareas.
Desconectar para descansar: Disfruta de la desconexión virtual real. Cuando estés conectado personalmente con tu familia, amigos… apaga el móvil
y enciéndelo solo en momentos puntuales. La tentación de consultar
actualizaciones cuando el móvil está encendido es mucho mayor. Ponte un
horario de apertura y cierre, al igual que en las oficinas o los
comercios, que todos sepan cuánto te pueden localizar y cuándo dejas de
estar disponible. Puedes hacerlo saber a través del contestador del
móvil o incluso indicándolo en la firma de tu correo. Está demostrado
que no podemos descansar si seguimos conectados mentalmente.
Marta Romo
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