Un 16% de los empleados descontentos con
su trabajo se llevaría información confidencial o sensible de la
mperesa como venganza. Así se desprende de un estudio de Iron Mountain
realizado entre más de 5.000 empleados de oficina de toda Europa.
Casi un cuarto de los empleados se
conforman con pagar la frustración en la oficina. Otro 18% prefiere
deshaogarse a través del correo electrónico, con amigos o familiares.
Respecto a lo que se llevarían los
empleados españoles, la información con más probabilidades de ser
sustraída son las bases de datos de clientes (52%), seguido por
presentaciones (37%), planes estratégicos (22%), mapas de ruta de
productos o servicios (22%) y propuestas (19%). Todo este material, en
las manos equivocadas, podría dañar la ventaja competitiva de la
empresa, la reputación de marca y la fidelidad de los clientes.
El departamento de Marketing parece ser el más sensible: un 25%
afirma que se vengarían en respuesta a un trato injusto y el 17% afirma
que harían lo mismo si les trataran de forma poco amable, seguido muy de
cerca con la Dirección con un 23% y un 20% respectivamente. Sin
embargo, los directivos se llevan información sensible más bien para
usarla en el futuro (13%).
Las causas de la venganza
Perder el trabajo (21%), bajos resultados en las evaluaciones (8,5%) y quedarse fuera de los ascensos o de los aumentos de sueldo (7%) son causas poco probables para provocar un robo de datos.
Según Ignacio Chico, director general de Iron Mountain España “cuando
se trata del comportamiento del empleado frente a la información, hay
que tener en cuenta que a veces el corazón puede más que la cabeza, al
entrar en juego sentimientos personales relacionados con un descontento
que lleva a la gente a querer tomarse la revancha en forma de robo de
datos”.
“Las empresas tienen que ser conscientes
de que la responsabilidad va más allá de las normas y de los procesos.
También consiste en una mejor gestión del personal, así como de su
formación. Es muy preocupante ver cómo los empleados senior son los que
más puntos tienen para poner la compañía en riesgo de una brecha de
datos y de un daño reputacional al sustraer información de la empresa.
Una cultura que respeta la información debe venir de la dirección, que
ha de dar ejemplo”, añade.
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