lunes, 28 de octubre de 2013

El impacto de los pensamientos sobre la motivación

"Todos nuestros pensamientos provocan un impacto emocional espectacular, tanto a nivel positivo como negativo"

Javier Carril | Execoach

Muchas personas, a diario, cada hora, minuto a minuto, se sienten agobiadas y estresadas a causa de los miles de pensamientos que pasan por su mente, de manera continua. La mayoría de dichos pensamientos pasan tan rápido que ni nos damos cuenta de ellos. Además, nos pasamos el 90% del día en el modo de piloto automático. Es decir, nos movemos de aquí para allá, hacemos muchas cosas, pero apenas lo hacemos con conciencia y sentido. Nos convertimos en una especie de autómatas dirigidos por los patrones inconscientes de nuestro cerebro. El resultado: nuestros pensamientos nos dominan totalmente, en lugar de al contrario.

Hay pensamientos de los que sí somos conscientes, pero los sentimos como una parte esencial de nuestra identidad, nos identificamos con ellos; es como si sintiéramos que dichos pensamientos son como un brazo, o los dedos de nuestros pies, es decir, que no podemos separarnos de ellos porque “somos” esos pensamientos.

Todos nuestros pensamientos provocan un impacto emocional espectacular, tanto a nivel positivo como negativo. Ya desde hace muchos años la psicología positiva nos dice que debemos eliminar los pensamientos negativos y transformarlos en positivos, pero mucha gente se pregunta: ¿Y cómo se hace eso?

Para poder trabajar eficazmente con nuestros pensamientos, lo primero que debemos hacer es darnos cuenta de ellos, cazarlos al vuelo por decirlo de alguna manera, para luego observarlos, con la mayor objetividad que podamos, como si fuéramos un notario que registra todo lo que nuestra mente va produciendo. Para ello, debemos parar el piloto automático que mencionaba antes, y distanciarnos de ese pensamiento a través de dicha observación. Por ejemplo, si detectamos un pensamiento, nos diríamos internamente algo así como: “Estoy pensando que cuando llegue a la reunión, mi jefe estará muy enfadado y me abroncará” “estoy pensando en algo negativo del futuro, que no ha sucedido aún.” “Es un pensamiento que me está contrayendo ahora el estómago” “Este pensamiento me produce miedo”.

Cuando estoy clasificando el pensamiento (pasado, futuro, emoción asociada, sensación corporal) estoy distanciándome de él, y de alguna manera, puedo manejarlo de forma más efectiva. Sólo si he logrado esto, podré empezar a reencuadrar la situación con pensamientos que me calmen e incluso me motiven. “Cuando llegue el momento, lo gestionaré” “Quizá no esté enfadado mi jefe” “La mayoría de las veces que anticipo un problema no sucede, así que lo normal es que todo vaya bien” “Confío en mí”, etc.

Lo que es claro es que no podrás llegar hasta la segunda fase de pensamientos motivadores si no has gestionado previamente los pensamientos negativos. No podemos cambiar de forma automática del negativismo al positivismo, no somos máquinas a las que podamos dar a un botón y ya está.

Así que el primer paso que debes dar es convertirte en un cazador de tus propios pensamientos. Si quieres seguir reflexionando sobre el impacto de los pensamientos y cómo gestionarlos, te animo a que leas mi cuento corto “El cazador de pensamientos”.



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