martes, 28 de octubre de 2014

¿Sabes hacer críticas?

formular-criticasHace ya un tiempo os hablamos de cómo afrontar las críticas, para aprovecharlas y, gracias a ellas, desarrollarnos profesionalmente y mejorar como personas. Si en aquel post nos poníamos en la piel del que recibe las críticas y le pedíamos que escuchara el argumento, analizara a la persona que lo formulaba y supiera pasar al siguiente nivel y no sentirse dañado por la crítica, en el artículo de hoy os hablaremos de cómo enfocar las críticas cuando sois vosotros quienes las realizáis, para evitar dañar a nadie y que todo el mundo saque lo mejor de esas críticas.
  • Debemos formular críticas constructivas siempre. Cuando formulemos una crítica al trabajo de un compañero o de un miembro de nuestro equipo, debemos tener claro que debe ser con una finalidad positiva, para ayudar a esa persona a desempeñar mejor sus tareas y no volver a caer en un error como el que ha generado la crítica.
  • Deben ser críticas argumentadas. Deben ser opiniones fundamentadas y desarrolladas con argumentos razonables. No podemos decir: “ese proyecto es inaceptable” y en cambio no decir por qué es inaceptable.
  • Debemos medir nuestras palabras. Aunque la finalidad sea ayudar a esa persona a mejorar algún aspecto y lo hayamos argumentado, si las palabras que utilizamos no son las adecuadas ni tampoco el tono en que lo decimos, perderemos toda autoridad. Además, podemos herir los sentimientos de la persona que recibe esas palabras y generar un conflicto innecesario. A veces, vale la pena pensar dos veces cómo lo decimos.
  • Ser conscientes de que es nuestra opinión. Muchas veces, las críticas se basan en opiniones personales y no en datos objetivos sobre determinado trabajo. Si ese es el caso de la crítica que debes formular, no olvides que se trata de una opinión y que no debes imponerla a nadie.
  • Aplica tu asertividad. Se trata de hablar con tranquilidad y confianza, sabiendo expresar nuestras opiniones en el momento oportuno y de forma adecuada, empatizando también con nuestro interlocutor y poniéndonos en su lugar para saber cómo puede llegar a sentirse después de nuestras palabras.

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