martes, 30 de junio de 2015

¿Es momento de aventuras profesionales?

Cada vez más encuestas y estudios internacionales concluyen que la satisfacción laboral aumenta, pero también lo hace la determinación de los empleados de cambiar de trabajo o de empresa. La cuestión es si tiene sentido hoy esta reinvención profesional. 

Los empleados tienden a estar cada vez más satisfechos en sus trabajos, pero aun así planean un cambio". La revista Fortune planteaba recientemente esta inquietante y contradictoria tendencia que lleva a preguntarse si es momento de aventuras profesionales y de cambio laboral.

Fortune cruzaba los datos que ofrece la Society for Human Resource Management acerca de que un 86% de los empleados en el mercado estadounidense asegura estar satisfecho en su actual puesto de trabajo, con otros que resultan de una investigación realizada por el portal de empleo Monster.com, que confirma que un 71% de los empleados fijos está satisfecho con su empleo, aunque un 73% está pensando en cambiar de puesto o de empresa. 

Lo cierto es que no tiene nada de particular, y que el hecho de rastrear un trabajo desde el que ya se tiene es, según los expertos, lo más normal del mundo. Otro estudio del portal de empleo CareerBuilder -también referido al mercado estadounidense- revela que allí el 74% de los trabajadores busca activamente un nuevo empleo y está abierto a nuevas oportunidades laborales. Curiosamente, la búsqueda de trabajo ocupa más tiempo incluso que salir de compras, y para decidir en uno y otro caso, quienes navegan rastreando ofertas laborales utilizan una media de 15 recursos en su búsqueda, frente a los 11 de quienes se dedican al shopping.

Búsqueda en España

Josep Ollonarte, director de Randstad Professionals, recuerda que en nuestro país, tras un periodo negativo, llevamos casi un año de dinamización del mercado laboral. Ollonarte añade que aquí "un 50% de los trabajadores podría estar buscando trabajo. Y la mitad de ese 50% espera encontrarlo en seis meses".

Además, según Randstad, "el aumento de la confianza, la mejora de las tasas de ocupación y la creación prolongada de puestos de trabajo han provocado que haya un mayor optimismo en la búsqueda de empleo: esto ocurre también entre los profesionales que están ocupados y buscan otro puesto para mejorar su situación laboral o compatibilizarlo con el que ya tienen. De esta manera, 2015 registró el primer aumento de trabajadores que buscan otro empleo desde 2010".

Dinero y generaciones

Ollonarte añade que "se pierden los miedos al cambio que se tenían en 2009. Ahora la tasa de ocupación se incrementa. Y la mayoría de quien pretende una nueva vida laboral quiere una mejora salarial. Ésta es la prioridad número uno, aunque también se tienen en cuenta las motivaciones y los retos del nuevo proyecto".

Según el estudio de Monster.com citado por Fortune, "el sueldo es sin duda uno de los puntos fundamentales de estos cambios. Las compañías se han centrado en la productividad, lo que significa que muchos empleados están trabajando mucho más duro que antes de la recesión". 

Y la demografía también tiene su parte. Según Monster.com, ahora los Millennials y la Generación X suponen dos tercios de la fuerza laboral, y la movilidad aumenta. Un 80% de los empleados entre 25 y 44 años ha trabajado para su actual empleador durante seis años o menos. Por el contrario, un 52% de los que tienen entre 45 y 54 años y un 70% de los que superan los 55 han estado en el mismo trabajo durante seis años o más". 

Si te decides por la aventura del cambio debes reconocer la necesidad de ser muy flexible. La ubicación geográfica o la disposición a moverte e incluso a cambiar de sector y de profesión tienen que ver con esto. En la decisión de abandonar tu trabajo o tu empresa debes incluir la posibilidad de adoptar nuevas fórmulas laborales, sin ceñirte únicamente a la empresa tradicional. 

Ten en cuenta que llega un boom del empleo independiente, del profesional multitarea, o de quienes diseñan un 'portfolio' de carreras -identidades profesionales múltiples- haciéndolas compatibles.

Josep Ollonarte cita además algunas clases de empleados: los experienced (más de diez años trabajando en la compañía); engaged (comprometidos con su trabajo) y talented (desarrollan un trabajo que responde a su talento natural), para asegurar que estos empleados sólo representan el 5% del total, aunque sus resultados son un 35% mejores que los de aquellos que no cumplen estas características.

En este escenario, los aventureros profesionales han de tener en cuenta la mentalidad de los Millennials, que se basa en que "mi trabajo es temporal", porque el empleo para siempre se acabó. Valoran más que nada tener un plan de carrera y sentirse valorados; han sido formados en la inseguridad de que su carrera no va a proporcionarles un empleo seguro, y en la necesidad de adquirir de forma continua nuevas capacidades y habilidades que respondan a las exigencias de un mercado de trabajo cambiante. 

La tendencia es a pensar que "mi carrera está en mis manos, no en la de mis empleadores". Según Monster.com, "los Millennials están buscando una nueva aventura, pero los senior también empiezan a abrirse al cambio laboral".

La respuesta eficaz al mercado laboral cambiante es convertirse en un nuevo tipo de profesional, desarrollando competencias como la autonomía y la independencia; siendo más emprendedor; sin olvidar las competencias que tienen que ver con el liderazgo y el dinamismo, el trabajo en equipo y la orientación a resultados.

Y en esta aventura del cambio laboral resulta decisivo aplicar nuevos métodos de búsqueda, porque está claro que el mero envío de currículos, la consulta de portales de empleo o la misma presencia en las redes sociales, son cada vez más ineficaces.

Nuevo modelo

El director de Randstad Professionals también destaca que en el 85% de los casos en los que se da un cambio de trabajo, la motivación se pierde durante los primeros seis meses: "Ahora son las empresas las que deben preocuparse de atraer y retener. Activos intangibles como el talento suponen el 70% del activo de las compañías".

Parece evidente que no es la compañía la que debe buscar la felicidad de los empleados, porque ésta es una tarea de cada profesional. Pero al detectar los síntomas que provoca el síndrome del desenganche hay que actuar para recuperar la ilusión de los mejores y lograr que vuelvan a sentir orgullo de pertenencia. Se trata de hacer que las personas se sientan estimadas, que aprecien que la empresa aporta valor a sus vidas profesionales y personales, y que su esfuerzo tiene sentido. 

Muchas compañías pierden contacto con la realidad humana del día a día del trabajador. Son incapaces de gestionar el uno a uno, no saben cómo hacer que el profesional se sienta a gusto, y demuestran una evidente incapacidad de escuchar, de entender y de abrir espacios de conversación.

Para Ovidio Peñalver, socio de Isavia, "siempre es buen momento para cambiar de trabajo si sientes que es tu momento, incluso en la crisis más profunda. Depende de ti".

Nekane Rodríguez, directora general de Lee Hecht Harrison, también cree que "siempre es buen momento para cambiar de trabajo si hay razones para hacerlo. Las percepciones de tener éxito hacen que lo intentes. Lo que marca la tendencia no es la necesidad de cambio, sino la percepción de las posibilidades de éxito".

Peñalver añade que "hagas lo que hagas, debes saber exactamente cómo quieres sentirte, qué legado pretendes dejar y cómo deseas que se te recuerde", y en eso coincide con Nekane Rodríguez, quien asegura que "en esta aventura es necesario plantearse qué es lo que queremos: en qué entorno o proyecto queremos trabajar y aportar valor. Qué huella queremos dejar y cuáles son nuestras motivaciones. El éxito parte de un análisis honesto de hacia dónde queremos ir y dónde queremos estar aportando valor".




lunes, 29 de junio de 2015

Tipos de jefes

tipos de jefeCasi todos los que trabajamos tenemos un jefe por encima y nadie a nuestro cargo. Esta es la situación en la que se encuentra el 70% de los ocupados. Los jefes son menos, pero la cifra no es pequeña. El 20% tiene a alguien a su cargo, es decir, hay un jefe por cada cinco empleados. El resto de trabajadores son los que ni una cosa ni la otra, ni tienen a nadie que les diga lo que deben hacer ni le dan la lata a ningún subordinado.

Los datos los recoge la submuestra de la EPA que se ha publicado en el mes de mayo. La distribución por tipo de puesto de trabajo es una de las variables de la submuestra.

Este año hay menos jefes que el pasado, aunque la diferencia solo es apreciable para los que les ha tocado vivirlo, porque para el conjunto no supone una variación sustancial. Con respecto a 2013, ha aumentado unas décimas el número de empleados rasos y el de trabajadores independientes (hasta situarse en el 68,6% y 11,7%, respectivamente).

Cuatro perfiles diferentes al mando

  • El típico encargado, jefe de taller o de oficina, capataz o similar. Es el que viene todos los días diciendo que si te has dejado encendido el ordenador, que si ya estás alargando demasiado la pausa de media mañana o el que te propone quedarte nada más que cinco minutitos todos los días después de la jornada. Esta especie supone el 6,2% de los ocupados.
  • Los mandos intermedios. Son esos tipos que, a pesar de que te ven todos los santos días laborables del año, siempre confunden tu nombre y te saludan unas veces sí y la mayoría no. Están a la par en número que los encargados, el 6,2%.
  • Directores de pequeña empresa, departamento o sucursal. Siempre tienen la misma cara: si quieren promover el buen ambiente, fijan una sonrisa todo el día y no consiguen relajar los músculos faciales ni durmiendo; si les gusta que haya mal rollo, es mejor no encontrártelos mucho, siempre encuentran el cabeza de turco para dar una lección que ejemplifique. Son un par de décimas más numerosos que los anteriores, representan el 6,4%.
  • Directores de empresa grande o mediana. Si la empresa es mediana, a lo mejor lo ves algo más, pero si trabajas en una empresa grande, solo coincidirás con esta rara avis en la reunión anual. Si te mira, será con total indiferencia porque se cree que está en el mismo estatus que Brad Pitt,y que no debe hacer concesiones porque luego lo agobian. Por suerte, son muy escasos, tan solo representan el 0,8% de la submuestra.
Un dato muy llamativo que destaca de la encuesta es que el porcentaje de hombres que dirigen una empresa pequeña es el doble que el de mujeres directoras. Si la empresa es mediana o grande, el porcentaje de hombres se triplica con respecto al de mujeres. Con respecto a los encargados y mandos intermedios, los porcentajes se aproximan un poco más, pero aún en estos casos es evidente la diferencia entre géneros. Esto evidencia el camino que todavía queda por recorrer hacia la igualdad de oportunidades y la necesidad de medidas que promuevan un cambio de situación.


viernes, 26 de junio de 2015

Los 10 mandamientos del CEO

La vida profesional de la gran mayoría de directivos está marcada por apretadas agendas llenas de reuniones, hojas de presupuestos, objetivos y plazos que mantienen ocupadas sus mentes cada día mientras que por el camino se va perdiendo lo más importante para el buen funcionamiento de una organización: la humanidad.
 
Este concepto tan abstracto que a la vez forma parte del corazón y de la esencia de las compañías puede volverse efímero con el paso del tiempo convirtiendo a nuestras empresas en estructuras físicas carentes de los valores por los cuales habían nacido, crecido y sustentado. Cada semana, se celebran miles de eventos y conferencias en los que vemos como ejecutivos pretenden dar lecciones de la vida empresarial y la gestión mientras quizá muchos estén descuidando sus propias compañías. ¿Se trata de postureo empresarial o de exaltación de valores olvidados?

El CEO es el máximo encargado y responsable de no permitir que esto ocurra y para ello tiene en su poder armas tan poderosas como el poner en práctica valores tan sencillos como estos 10 mandamientos:

  • Predicar con el ejemplo: Desde que nacemos aprendemos a gesticular, hablar y andar a través de la imitación de los comportamientos de nuestros padres. En la empresa el CEO debe primero dar, para luego poder recibir los beneficios. La empresa y por consiguiente, los empleados siempre van antes que los beneficios propios.
  • Honestidad: La transparencia es fundamental, ocultar información siempre va en perjuicio del CEO, y en consecuencia de la empresa en sí. Hablar claro y comunicar los posibles problemas que existan en una organización ayuda a la mejora e incluso colaboración entre todos para poner punto y final a las adversidades.
  • Responsabilidad: Una palabra muy usada pero no tan bien utilizada en ocasiones entre la alta dirección. No es más que “apechugar” con los problemas y dar la cara.
  • Empatía: Ponerse en el lugar de los demás siempre está bien para intentar comprender las situaciones.
  • Igualdad: Los agravios comparativos en todos los aspectos solo emborronan y crean mal ambiente en la organización.
  • Gratitud: Estar agradecido de todo lo que se hace por la empresa, ¿cómo demostrarlo?. Con pequeños gestos de complicidad, saludar a los compañeros cada día, incluso pararse a hablar con ellos de sus problemas cotidianos y estar al tanto de sus inquietudes. Puede parecer un gesto tonto, pero verdaderamente son los que al final cuentan.
  • Respeto: El respeto es simplemente mostrar aprecio y valorar el trabajo realizado por los demás, incluyendo el honor y la estima.
  • Humildad: Se trata de la ausencia de ego y el ser modesto. Es muy fácil de perder y muy difícil de conservar, pero si lo logramos tendremos en nuestro poder un maravilloso instrumento que influirá también en la empatía, el respeto o la gratitud.
  • Colaboración: En la vida cotidiana la colaboración es compartir, ayudar y ser solidario con los demás.
  • Generosidad: Es lo contrario a la avaricia y la codicia, el querer ser más grandes o poderosos y querer más a cualquier precio no nos hace mejores, e incluso puede estar poniendo en peligro todo lo conseguido hasta el momento.
Sólo cuando se muestran día a día estos valores, nuestra organización podrá avanzar y ser mejor, es decir, estar dotada de humanidad.


jueves, 25 de junio de 2015

The 10 Biggest Productivity Myths

The 10 Biggest Productivity Myths

There are many who would consider themselves gurus of productivity, an endless source of wisdom on the matter, ready to dispense advice to all who ask. And, those who don’t. While they may be correct in many of their tips, there are a number of common myths regarding productivity which are regularly shared around. Even those who are already very productive can be misguided by them, and they may just be what is holding you back. Knowing these myths for what they are, then acting to avoid them, will certainly help you dodge the reaching tendrils of reduced productivity. These ten myths might very well be affecting you even today, and should be carefully disregarded when presented.

1. Working Longer Hours

How many times have you thought that staying longer at work will let you get more done? Chances are, the answer is many. At face value, this is just common sense: the more time you dedicate to a task, the more complete it will be. However, this is not always true. By adding more hours, you’re working beyond your already long day. Chances are, you’re exhausted at this point, and very inefficient in your work. Sure, you’ll get more done, but could you have done more in the same amount of time the next morning? Carefully weighing your hours is important, and you should take care not to overwork yourself.

2. You Work Better Under Pressure

Many will convince themselves that they work better under pressure, or even actively seek to pressure themselves in order to get the task done. While this may have some benefits in the short-term, overall, this is a very unwise practice. By adding more pressure to your workday, you’re also increasing your stress levels. Stress negatively affects both your work and your health, and keeping it at a minimum is a must. So, while a bit of pressure can be a good motivator, excessive amounts will have lasting negative effects on your life and work.

3. Multitasking Increases Efficiency

This is, again, a fairly simple concept in theory. If you can get a lot done on one task, then just think of how much you can do doing two or more! However, in practice, multitasking can sometimes prove disastrous. You’re forced to split your attention and thoughts between two tasks, meaning that you’ll only be allocating half of your potential to each. Even in a perfect system there would be zero net increase in productivity, but because you have to constantly switch between the tasks, you’re actually losing a lot of your efficiency. This is reinforced in The Myth of Multitasking, an article published by The New Atlantis.

4. Being Busy is the Same as Being Productive

This is simply not true. Busying yourself with useless but time-consuming tasks is perhaps one of the least efficient practices possible, and you should seek to avoid doing this. Instead of focusing your efforts on things that don’t matter, focus on relevant matters. Even if there is none available, then you should perhaps help others with their business.

5. Higher Salaries Keep Workers Engaged

The logic behind this statement is that if they are rewarded, workers will attempt to match their pay increase with deserving work. However, this simply is not the case. If the worker is already fairly compensated, he will likely be performing to the best of his ability, and no pay raise will change that. After all, everyone has his limits. While it will be much appreciated, a higher salary won’t really cue an increase in productivity.

6. Breaks are a Waste of Time

Having a solid break schedule is massively important in any workday. Breaks help relieve stress, and make sure that you can mentally and physically handle the tasks at hand. Anyone saying that they are a waste of time is very much incorrect, and in fact, you might want to take longer breaks than you are currently. As reported by FastCompany, the Draugiem Group recently performed a study on their employees to find the optimal break times. It was revealed that 52 minutes of work followed by 17 minutes of break was the optimal schedule, and setting up your workday in a similar fashion might just be the key to success.

7. The Same Productivity System Works for Everyone

Everyone is different. From occupation to personality, every person is radically different from another. Thus, one particular productivity regime can’t possibly work for everyone. Finding what is right for you, through experimentation and trials, may be a solid investment of time. Don’t let others tell you what is best for you, only you can know that. Thus, it is up to you to determine your own productivity system.

8. Working Remotely isn’t Effective

While this myth may have been true years ago, it simply does not hold truth in this day and age. With modern digital technology, tasks which would otherwise require an office environment are increasingly possible at home. As long as your environment is free from distractions, anywhere is a viable place to work in the 21st century.

9. Keeping a Clean Workspace Helps You to Stay Organized

Having a clean workspace is not a necessity for proper organization. It is entirely possible to have a messy workspace and high organization, or the other way around. Again, it all depends on the person, and his individual needs. If you like things clean and neat, absolutely keep them that way. But if you don’t? Don’t bother.

10. It’s Better to do Everything Yourself than Ask for Help

While you should try to do as much as you can in a task, if you ever need help, you shouldn’t be afraid to ask. Most workplaces would prefer you to ask another for help than to do something yourself improperly. Conversely, if you are ever approached with a plea for help, do attempt to help, as it will help the coworker to improve his productivity. Know what you are capable of, and don’t try to go beyond that. If you do, chances are that it will end badly.
Keeping clear of these myths is essential to ensuring a high level of productivity. Don’t let yourself be tempted by their seemingly logical advice, and be wary of their consequences. Arm yourself with knowledge, and stay safe from these ten productivity myths.


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Danny Donchev is a marketing manager of AdaptRM , a revolutionary time-tracking tool. Danny writes more posts about productivity and efficiency on the AdaptRM blog. Hit him up on Twitter @DannyDonchev anytime.


martes, 23 de junio de 2015

Los buenos jefes dan a sus trabajadores estas 10 cosas

Hay algunas diferencias notables entre ser un jefe y ser un líder. Cualquier persona pude convertirse en jefe, pero muy pocas llegan a considerarse verdaderos líderes.

Los buenos jefes se preocupan por la empresa, así como por sus clientes y proveedores. Pero lo más importante, es que se preocupan por el segundo activo más importante que tiene una empresa: los empleados. ¿Y cuál es el primer activo? El cliente, pues sin clientes, no hay negocio ni empleados.

Jeff Haden lo tiene claro: los buenos jefes se preocupan por conseguir cosas importantes. Los jefes excepcionales se preocupan por su gente, y de esa forma consiguen cosas importantes.

Es por eso que los buenos jefes, según Haden, dan a todos los empleados:





1. Autonomía e independencia.
Ya lo decía Steve Jobs: "contratar a gente inteligente para decirles lo que tienen que hacer, es de idiotas".

Los trabajadores necesitan libertad de actuación. Si no perciben un control constante, dejan volar su imaginación, y con ello surgen multitud de ideas innovadoras dentro de la empresa.
El compromiso y la satisfacción se basan en gran medida en la autonomía y la independencia. Las gente se preocupa por las cosas cuando están a cargo de ellas y se sienten capaces de hacer lo correcto.
Siempre que sea posible, da a tus empleados la autonomía e independencia para trabajar de la manera que mejor funcionen. Cuando se hace así, casi siempre encuentran la manera de hacer su trabajo mejor de lo que te imaginabas.
2. Expectativas claras.
Si bien cada trabajo debe incluir un cierto grado de independencia, cada trabajo también necesita unas expectativas básicas de cómo determinadas situaciones específicas deben ser manejadas.
Si criticas a un empleado por ofrecer un descuento a un cliente furioso hoy , a pesar de que ayer era una práctica habitual, estás haciendo el trabajo de ese empleado imposible. Pocas cosas son más estresantes que no saber lo que se espera de un día para otro.
Cuando un buen jefe cambia una norma o directriz, comunica el cambio de antemano y se toma el tiempo para explicar por qué tomó esa decisión y lo que espera con ella en el futuro.
3. Objetivos significativos.
Casi todo el mundo es competitivo; a menudo los mejores empleados son muy competitivos, en especial con ellos mismos. Los objetivos significativos pueden crear un sentido de propósito y añadir un poco de sentido a las tareas más repetitivas. 
Además, los objetivos son divertidos. Sin una meta significativa que alcanzar, algunos trabajadores no estarán motivados.

(Leer: 6 cosas en la empresa que no motivan a nadie)
4. Un verdadero sentido de propósito.
A todo el mundo le gusta sentirse parte de algo más grande. Todo el mundo le gusta sentir esa sensación de trabajo en equipo.
Las mejores misiones implican provocar un impacto real en las vidas de los clientes a los que sirve. Deja que los empleados sepan lo que quieren lograr para el negocio, para los clientes, incluso para la comunidad.

Recordemos que el Director de Recursos Humanos de Google incluía esta práctica entre las dos únicas cosas que servían para retener el talento en la empresa.
5. Oportunidades para ofrecer una aportación significativa.
Los empleados comprometidos tienen ideas; es importante darle la oportunidad para hacer  sugerencias y aportar ideas.
Es por eso que los buenos jefes hacen que sea increíblemente fácil para los empleados ofrecer sugerencias. Ayudan a los empleados a que se sientan cómodos proponiendo nuevas formas de hacer las cosas. Cuando una idea no es viable, siempre se toman el tiempo para explicar por qué.
Los buenos jefes saben que los empleados que hacen sugerencias se preocupan  por la empresa, por lo que aseguran a los empleados que sus aportaciones serán valoradas.
6. Un verdadero sentido de conexión.
Los empleados trabajan por un sueldo, pero quieren trabajar por algo más que un sueldo: trabajar con y para las personas que ellos admiran.
Es por eso que una palabra amable, unas preguntas rápidas acerca de la familia, una conversación informal para preguntar si un empleado necesita cualquier cosa ayuda, esos momentos son mucho más importantes que las reuniones de grupo o evaluaciones formales.
Un verdadero sentido de conexión es personal. Es por eso que los buenos jefes demuestran que ven y aprecian a la persona, no sólo al trabajador.

( Ver: 9 cosas tan sencillas como extraordinarias que decir a la gente de la empresa cada día)
7. Consistencia.
A la mayoría de las personas no les importa tener un jefe que es estricto o exigente, y rápido tomando decisiones, siempre y cuando trate a todos los empleados de manera justa.
Los buenos jefes saben que la clave para mostrar a los empleados coherencia y equidad es la comunicación. Así los empleados entienden por qué se tomó esa decisión, sin asumir que es un trato injusto o un favoritismo.
8. Las críticas, constructivas y en privado.
Ningún empleado es perfecto. Todos pueden cometer errores. Saber gestionar el momento de informar a un empleado sobre lo que ha hecho mal y cómo corregirlo es lo que convierte a un jefe normal en un buen jefe.

 Los buenos jefes hacen esas criticas constructivas en privado, no delante de clientes ni otros compañeros, ya que, regañarle delante de clientes o compañeros les puede causar vergüenza y, a la larga, inseguridad, lo que puede repercutir en su rendimiento. Y de paso indica muy mala educación y ética por parte del jefe.
9. Las alabanzas en público.
Cuando alguien hace un buen trabajo, es muy importante que todo el mundo sea testigo del éxito del trabajador. Esto ayuda a su confianza, le anima a seguir trabajando y hace que el resto de empleados busque un reconocimiento similar.
10. Posibilidades de futuro en la empresa.
Cada trabajo debe tener el potencial de conducir a cosas mayores. Los empleados sólo se preocupan por el negocio después de que se les demuestre que el negocio se preocupa por ellos. Una de las mejores maneras de hacerlo es mostrar que hay esperanzas para el futuro de la empresa, pero que también hay esperanzas para el futuro de los empleados.

Este artículo está basado en la publicación de Jeff Haden, aparecida originalmente en Inc.com, adaptada y ampliamente modificada por Negocios1000.com
 
 

lunes, 22 de junio de 2015

¿Podemos aprender a ser más optimistas?

¿Podemos aprender a ser más optimistas?Generar y mantener la motivación es un aspecto muy valorado por las empresas | Las expectativas influyen en la actitud, el comportamiento y los resultados 

Basta con creer que puedes hacer algo para tener medio camino recorrido. Y es que sólo encontrará soluciones a los problemas aquél que las busque, y únicamente las buscará aquél que crea que puede encontrarlas.

El optimista cree que todo tiene un lado bueno, que todo sucede por algo. El optimista convierte los problemas en un reto y de ahí se alimenta su motivación. Pero si dentro de nosotros sólo hubiera miedo y pensáramos nada más en los riesgos, estaríamos paralizados. Desde la confianza del optimista es posible la acción y por ello no parará hasta encontrar soluciones, pues está convencido de que las hay. ¡Los optimistas son ciudadanos activos!

Parece lógico pensar que las organizaciones quieren a gente optimista. ¿Quién querría tener un compañero que siempre dijera cosas como estas: “No importa lo que hagamos; los demás siempre lo harán mejor”, “si algo puede salir mal, saldrá mal”, “no sigamos, está todo inventado”, “lo más probable es que nos equivoquemos”, “dejémoslo aquí antes de que empeore”? ¡Los pesimistas siempre tienen un problema para cada solución!


Varios estudios americanos han demostrado que existe una relación directa entre el optimismo y los resultados obtenidos. La investigación llevada a cabo por el psicólogo Snyder, en la Universidad de Kansas, concluye que "los estudiantes con un alto nivel de expectativas se proponen objetivos elevados y saben lo que deben hacer para alcanzarlos.”

El profesor Goleman añade que el optimismo y la esperanza impiden caer en la apatía, la desesperación o la depresión frente a las adversidades. Los pesimistas consideran que los contratiempos constituyen algo irremediable y asumen que no hay nada que ellos puedan hacer para que las cosas salgan mejor y, por tanto, no hacen nada para cambiar el problema.

¿Podemos aprender a ser más optimistas? Los músculos se entrenan con pesas, el cerebro lo hace mediante procesos de aprendizaje. Nuestros pensamientos afectan a nuestros sentimientos y la combinación de ambos generan nuestras expectativas. Ya hemos visto antes que las expectativas influyen en nuestra actitud, comportamiento y resultados. Una forma de empezar a entrenar el optimismo es poniendo atención en nuestros pensamientos y combatir cada pensamiento negativo con uno positivo!

¡Pon un optimista en tu vida! Si quieres mejorar tu estado de ánimo puedes hacer deporte, hacer un viaje o comerte un buen helado pero no hay nada mejor que rodearte de gente optimista y alegre. El optimismo se contagia!

Las empresas necesitan ese soplo positivo, y lo saben, y por ello buscan focos de contagio de optimismo. No hay ningún gran líder pesimista. Ahora, más que nunca, generar y mantener la motivación es un aspecto muy valorado por los directivos y responsables de RR.HH. Ellos, al igual que nosotros, buscan poner un optimista en su vida!


Maite Vallet Ochoa
Socia de Barna Coaching Group
Coordinadora Talleres Autoconocimiento y Optimismo UAO CEU

 

viernes, 19 de junio de 2015

Cómo trabajar de forma más rápida y saludable

Estudios recientes han demostrado que la mayoría de la gente se pasa más tiempo delante de un ordenador que durmiendo. 
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Esto puede llevarnos a pensar que somos unos profesionales utilizándolos, especialmente en el ambiente laboral, donde el ordenador es una herramienta fundamental. Pero la realidad es que la mayoría de nosotros jamás hemos aprendido a utilizar un ordenador de manera correcta.

El uso correcto del ordenador puede aumentar nuestra productividad y nuestra salud. Todo esto se puede aprender de una manera autodidacta y simple, con pequeños trucos que te enseñaremos a continuación, que poco a poco te ahorrarán energía y tiempo de tu día a día.
El proceso puede ser duro al principio, pero es cuestión de convertirlo en rutina.

Posición del Cuerpo

La posición del cuerpo es muy importante a la hora de utilizar el ordenador, dado que una mala poostura prolongada nos puede dar dolores de cuello, de cabeza, e incluso puede dañar nuestra espalda de manera considerable. Además del riesgo de llevar una vida sedentaria que aumenta el riesgo de sufrir un ataque al corazón y que puede llegar a matarnos, pero ¿Quién dijo que para utilizar el ordenador se ha de estar sentado? La verdad no hay ninguna razón para ello. Afortunadamente hoy en día existen muebles con los que puedes convertir tu escritorio para trabajar de pie, los cuales te pueden evitar sufrir los problemas mencionados anteriormente.
Claro que si tu situación económica no te permite la instalación de estos muebles, siempre puedes utilizar algunos trucos que pueden aumentar tu salud:
  • Tomar descansos frecuentes, descansa tus ojos cada veinte minutos mirando hacia algún punto lejano, esto relaja tu vista. También puedes utilizar esos minutos para hacer otro tipo de actividades que no requieran el ordenador, como hacer llamadas telefónicas. 
  • Levántate de la silla cada hora y camina un poco, de esta manera podrás evitar sufrir varios problemas de llevar una vida sedentaria. 
  • Ajusta de la manera que te sea más cómoda la distancia a la que estás de la pantalla, la altura de la silla, la posición del teclado, etc.
  • Cambia con regularidad el brillo de la pantalla, y ajústalo según tipo de luz que hay en la habitación en la que estás trabajando, sobre todo durante la noche.
  • Si trabajas en un cubículo solitario, siempre intenta socializar con tus compañeros de trabajo, esto aumenta tu estado de ánimo.
Con estos sencillos trucos fáciles de llevar a cabo, puedes incrementar tu productividad, salud física y mental, y rebajar el estrés en el trabajo.  

Mecanografiar

Mucha gente piensa que escribe rápidamente en un ordenador, pero la verdad es que constantemente están mirando el teclado, y buscando la tecla correcta, con lo que pierden mucho tiempo. Incluso personas que se ganan el pan de cada día escribiendo aún no han aprendido un sencillo truco con el que puedes reducir el tiempo que te pasas escribiendo.






De esta manera puedes centrar toda tu atención en la pantalla mientras los dedos hacen toda su magia. Esto hará la escritura más rápida, menos interrumpida, y más agradable. Claro que al principio cuesta un poco y te llevará más tiempo escribir algo. Pero es una habilidad que puede practicar a diario y de manera fácil, y que en el transcurso de práctica diaria durante unas semanas, tendrá más ventajas que desventajas.

Un punto positivo de trabajar con un ordenador la mayor parte del día siempre puedes practicar un poco cada día in problemas, haciéndo el proceso mucho más rápido.

Para practicar siempre puedes buscar por Internet programas que cuenten las palabras que escribes por minuto, te retes a ti mismo e intentes batir tus records. 





jueves, 18 de junio de 2015

Si tienes un mal día, no lo pagues en tu puesto de trabajo

Llegar todos los días enojado a la oficina, además de generar un nivel de estrés que no beneficia a nadie, provoca un malestar laboral que impacta de forma negativa en tus resultados y en los de tu equipo. 

¿Sabías que tener un compañero de trabajo positivo, además de hacer más llevadera la jornada laboral es un acelerador de la productividad? Hace unos años, Pilar Jericó, presidenta de Be-Up, realizó un estudio sobre el funcionamiento de las oficinas bancarias. El 30% de las que obtuvo la calificación de excelente, "coincidía con aquellas que tenían en sus equipos, además de un buen líder, una persona que ayudaba a crear ambiente en el grupo a través del sentido del humor o animándoles a tomar algo después del trabajo". 

Parece más que evidente que lo contrario, generar mal rollo, puede tener consecuencias opuestas. Sin embargo, a veces es inevitable. Pasamos muchas horas en el puesto de trabajo y, en el caso de tener jornada partida, hasta comemos o cenamos con nuestros colegas.

Autogestión

Compartir lo bueno y lo malo es parte del juego laboral, y muchas veces las emociones nos superan, porque primero sentimos y luego pensamos. Javier Martín de la Fuente, CEOde la consultora de recursos humanos Persona, recuerda que "no tenemos emociones, ellas nos tienen a nosotros. Lo que se puede hacer es procurar no expresarlo dado nuestro condicionamiento cultural, pero eso no significa que la emoción desaparezca". 


Expresar tus emociones en el entorno laboral no es malo, sí hacerlo de manera inadecuada

Evitar que un mal día te desborde desde que pones el pie en la oficina requiere autogestión. José Manuel Chapado, consultor independiente y autor del libro Vértigo, señala que "es bueno expresar las emociones en el trabajo, al igual que lo hacemos en casa o con los amigos. Otra cosa es hacerlo de manera inapropiada o tóxica. Eso no procede ni en el trabajo ni tampoco con la familia o los amigos". Martín de la Fuente asegura que para gestionar la emoción hay que cambiar la interpretación de esa situación: "La herramienta más eficaz es la de re-interpretar las situaciones. Uno de los errores más comunes es querer cambiar nuestras emociones y las de los demás razonando con nosotros mismos o con ellos. Es más eficaz reflexionar sobre lo que estoy interpretando o hacer que los otros reflexionen".

Pero en éste, como en otros casos, lo más aconsejable es prevenir. Si percibes que tienes un mal día y que es muy probable que lo pagues con tus compañeros de trabajo, Jericó recomienda que antes de dejarte llevar "uno de los antídotos más eficaces es pensar en el ridículo que puedes hacer si, a la mínima, reaccionas de manera inadecuada. Pensar en algo positivo o contar hasta diez son algunos de los anclajes que ayudan". También conviene controlar los gestos. Alberto Blázquez, doctor en Ciencias del Deporte y coordinador de Instintos Laborales (LID), advierte de que "comunicamos más por lo que no decimos que por lo que decimos".

Hechos y abusos

Conocerte a ti mismo es clave para controlar tus reacciones. Pero, además, tienes que saber cómo son los que te rodean. Genoveva Vera, coach y experta en liderazgo, cree que "es importante conocer las situaciones o personas que pueden hacerte perder el control. Está comprobado que un profesional que tiene un coeficiente intelectual alto, y uno emocional bajo, es muy probable que se deje llevar por las emociones y, en un momento dado, se bloquee".

Querer cambiar lo que sentimos o sienten los demás es un error, es mejor reflexionar sobre ello

Vera explica que si el empleado comprueba que lo que despierta su enojo siempre es la misma persona o la misma situación, "lo mejor que puede hacer es no entrar en ese juego. En el caso de que sea un compañero, es más que probable que detecte tu botón rojo antes que tú y te haga perder los nervios". 

Menciona esta experta al neurólogo Viktor Frankl, quien afirmaba que no se puede elegir que las cosas sucedan, pero sí cómo se reacciona ante ellas. Blázquez añade que "si una persona interpreta el entorno como hostil, no se abre puede llegar a pensar que cualquiera de sus debilidades es motivo para ser atacado".

Como dice Chapado, "una cosa es calmar los ánimos y dejar pasar el momento para que la ira se aplaque, eso es bueno. Otra muy distinta es huir de los problemas y buscar en el trabajo el refugio de un problema que está en casa, o la inversa. Los conflictos se resuelven afrontándolos, negarlos es huir de ellos".

Dónde está el problema o cuando el problema eres tú

Para Alberto Blázquez, doctor en Ciencias del Deporte, uno de los secretos para evitar emociones no deseadas en el trabajo es "no llamar la atención en exceso y actuar en modo de grises. La cuestión no se encuentra en en saber mucho, sino en huir de alardear de lo que sabes". Por otra parte, propone una serie de elementos que, bien gestionados, pueden ayudarte a detectar y gestionar los motivos de tu enojo o de tus compañeros.
  • El conflicto intrapersonal o interpersonal, podría responderse a través de este esquema: detectar los hechos más importantes asociados al problema; buscar las causas; acordar criterios para la toma de decisiones; y localizar las posibles opciones.
  • Registro anecdótico de situaciones estresantes. Indica cuáles te generan mayor ansiedad; y describe los pensamientos, emociones y conductas que se desarrollan antes, durante y después de las mismas.
  • Blázquez propone recurrir a las cinco fuerzas competitivas (Porter, 1979) aplicadas a nosotros mismos para analizar la percepción de amenaza que tenemos ante la llegada de nuevos compañeros; la convivencia con los actuales; la sustitución de nuestra actividad; la relación con los superiores; y la relación con los clientes. 

Expansión

miércoles, 17 de junio de 2015

Claves para mantener la ‘chispa’ de la motivación

Si preguntásemos a un grupo de empleados que podrían hacer sus jefes para aumentar su bienestar laboral, seguramente muchos contestarían que lo mejor sería una subida de sueldo. Si lo llevaran a cabo, posiblemente los CEOs comprobarían que se trataría de una solución a corto plazo porque en cuanto los empleados se hubieran adaptado al aumento de salario volverían a estar desmotivados. Entonces, ¿cómo puedo conseguir que las personas mantengan viva la pasión por su trabajo?
Ir a trabajar con una sonrisa todos los días no es fácil, sin embargo, cuando la empresa contribuye a que la persona se sienta realizada y valorada todo cambia. Depende del cristal a través del cuál mires, puedes tener enfrente a una empresa motivada o desganada. La felicidad en el trabajo no es responsabilidad del empresario pero éste sí que puede ofrecer esa chispa que encienda la motivación en su equipo. Al igual que un motor necesita de aceite para su correcto funcionamiento, un equipo necesita de motivación para llevar a cabo su trabajo. Por tanto, para dar rienda suelta a la misma hay que cuidar los pequeños detalles, esos que hacen que cada día sea diferente y que aporten algo nuevo.

A veces, el sueldo no es lo primordial para los empleados, hay que garantizarles un salario emocional. Hoy en día, según las investigaciones, los profesionales prefieren trabajar en una empresa en la que se sientan valorados y a gusto que, en otra compañía en la que cobren más pero tengan un ambiente de trabajo negativo. Las posibilidades que tiene un buen profesional de trabajar en una u otra empresa cada vez son mayores, y por ello, el CEO tiene que trabajar en la retención de ese talento por medio de incentivos.

Muchas empresas se están dando cuenta de ello, y se encuentran inmersas en un proceso de cambio y adaptación a las nuevas circunstancias. En este nuevo paradigma, las personas pasan a ser el centro de las organizaciones y los CEOs deben encargarse de mantener a su equipo a pleno rendimiento. Algunas de las claves que están poniendo en marcha diferentes empresas para inspirar y impulsar la motivación de sus equipos son:

- Aplicar medidas de retribución flexible. El CEO debe tener en cuenta las preferencias y necesidades de las personas y promover beneficios sociales como los que ofrecen compañías como Edenred. Por ejemplo, los vales de comida suelen ser una iniciativa muy aplaudida por empleados que por motivos laborales tienen que comer fuera o para organizaciones que carecen de servicio de comedores de empresa. Esta iniciativa además, tiene importantes ventajas fiscales y es un sistema cómodo y sencillo de utilizar. Otros servicios de este tipo serían los cheques guardería, para ayudar a la conciliación familiar o el ticket transporte, como solución práctica para los empleados que cada mes tienen que guardar las facturas de desplazamientos que utilizan.
- Implantar espacios lúdicos en la oficina. Establecer zonas descanso, zonas verdes o de ocio, en las que los trabajadores puedan evadirse de la presión y el estrés que supone la jornada laboral. Además, de inspirar la creatividad, se reforzarán los lazos entre las personas fuera del clásico ambiente de oficina e incluso podrán divertirse, dedicar tiempo para proyectos propios y realizar iniciativas personales para la empresa.
- Flexibilidad horaria. Tener un horario de entrada y salida abierto, en el que la persona se sienta con libertad para conciliar su vida personal sin presiones del los jefes. Esto mejorará la confianza, el sentimiento de responsabilidad y compromiso.

Ventajas de un equipo motivado
Así mismo, gracias a iniciativas cómo estás se fomenta no sólo un entorno de trabajo saludable y positivo, si no que a su vez, se ayuda a mejorar la productividad, la rapidez en la obtención de resultados, una menor rotación, menos absentismo y un mayor sentimiento de compromiso y fidelidad hacia la empresa.

El CEO mejorará la opinión de los empleados de la compañía, lo que supone un factor clave y distintivo frente a la competencia  a la hora de atraer  y retener talento, realizar proyectos innovadores y mantener personas satisfechas y motivadas para la obtención de retos. Pero lo fundamental, se reflejará en la mejora de  la calidad de vida laboral de los trabajadores ya que lo primero, siempre son las personas.


martes, 16 de junio de 2015

Los smartphones dificultan los aumentos de sueldo

  • El uso masivo de la tecnología nos hace estar mejor conectados y ser más honestos a la hora de decir las cosas pero limitan a la hora de gestionar las comunicaciones y pedir aumentos de sueldo
  • Hacer gimnasia emocional se convierte en el mejor remedio para acabar con los miedos que genera esconderse detrás de tecnologías como el whatsapp o el mail para decir las cosas


Elena Martínez | Madrid
 
Fotografía de familia, taza de café y teléfono móvil. ¿A quién no le falta ninguno de estos artilugios en su mesa de trabajo? Convertidos ya en herramientas indiscutibles en la mayoría de las empresas, cada uno es, sin duda, más importante que el otro. El primero denota motivación diaria; el segundo, energía y motor de trabajo; y el tercero, una adicción desconocida. Una sensación de pertenencia que puede dar lugar a fobias, paranoias y mucho estrés. Porque los más de 2 mil millones de smartphones que existen en el mundo se han convertido en una especie de parapeto que nos hace ser más honestos a la hora de decir las cosas pero que nos limitan a la hora de gestionar nuestras comunicaciones y pedir aumentos de sueldo en la empresa.

Hace tiempo que el mundo empresarial se sumó al cambio que las nuevas tecnologías trajeron. Herramientas que posibilitan una comunicación sin distancias, pero que también la restringen haciéndonos ocultar sentimientos y emociones que nos alejan de las personas. Así lo confirma el Brand Coach y Socio Director de D’Arte Coaching y Formación Artesanal, Enrique Jurado. Según cuenta a Motivación y Más, el miedo del siglo XXI se ha convertido en tocarse el bolsillo y no encontrar el teléfono móvil. Una adicción que hace que las nuevas tecnologías supongan más un perjuicio que un beneficio, también para la empresa. Éstas nos hacen que cada vez tengamos menos herramientas para gestionar emociones y que a la hora de pedir un aumento de sueldo, estemos acostumbrados a escondernos y no sepamos hacerlo con éxito.

Mirarse a la cara se hace imposible en la empresa. Tapados por ordenadores, tabletas y teléfonos móviles, la tendencia es esconderse detrás de las tecnologías. Una práctica altamente accesible pero que, a la larga, lleva a paradigmas extraños, como preferir mandar mails o mandar whatsapp en vez de comunicarnos de forma directa entre compañeros de la misma oficina. Así, la tecnología, lejos de generar tecnoestrés hace que el ser humano se convierta en un ser tímido e introvertido, incapaz de pedir un aumento de sueldo con éxito. Personal y profesionalmente, no sabemos hacer nada en la vida sin nuestro móvil. Por eso, el experto cree que ha llegado el momento de parar y retroceder. Es cierto que los móviles, las tabletas y otras tecnologías son herramientas muy útiles que permiten ahorrar tiempo y comunicación, pero “necesitamos exigirnos relaciones físicas”.

Gimnasia emocional
Combatir el miedo y la falta de carácter que resta la tecnología, hay que apostar por hacer gimnasia emocional. Expertos como Jurado indican que, en la actualidad, estamos traicionando nuestros valores. No alineamos lo que decimos, sentimos y hacemos, y esto lleva a conflictos y malentendidos  en la empresa. Por esta razón, y por el bienestar que genera el contacto físico, se ha de vencer al ideal de que detrás del whatsapp nos sentimos mejor. Se ha de volver a conectar con todos los recursos que necesita desarrollar la persona como ser humano para lograr el éxito en sus propuestas. Según Jurado, aunque estar en una charla y que todos los asistentes tengan el móvil en la mano forme parte de la cultura que vivimos, son situaciones extrañas que hay que matizar.

La confianza, la comunicación y la gestión de conflictos sanos harán que la tecnología ocupe la posición para la que fue creada y nos mantengamos en forma. Como apunta el experto, estos dispositivos “tienen que estar para servirnos, no nosotros a ellos”, por lo que las compañías tendrían que empezar a cambiar el chip y ser protagonistas del cambio, de proporcionar el bienestar a su equipo humano. Las prácticas que propone Enrique Jurado se fundamentan en racionar mails, whatsapp y redes sociales por hora y día; y empezar a hacer obligatoriamente reuniones “cara a cara” para desarrollar habilidades que mejoren la comunicación y gestionen conflictos. En definitiva, prácticas de engagement que mejoren el desarrollo personal de los empleados y la empresa.


lunes, 15 de junio de 2015

La gestión de la ira en el trabajo

Las tensiones del día a día, la constante y creciente competencia, la lucha por el perfeccionamiento laboral, las exigencias económicas, entre otras, son aspectos que pueden llegar a alterar el estado emocional de los individuos. Este desequilibrio, además de afectar al plano personal, repercute negativamente en el ámbito laboral y desarrollo profesional.   

Cuando un empleado está enfadado, debe saber cómo canalizar sus emociones, especialmente en el entorno laboral. No hay duda que dejar aflorar la ira en el trabajo puede truncar el éxito profesional de una persona. En las empresas la capacidad de autocontrol es fundamental para promover y mantener buenas relaciones y un buen clima laboral. Cuando los ambientes no son favorables, los resultados y la productividad de los trabajadores se ven directamente afectados.

Según psiquiatras y psicólogos, la ira es una emoción humana que todos en algún momento experimentamos. No es más que una reacción frente a una situación amenazante.

Expertos en Recursos Humanos señalan que es importante evitar que esas emociones se repriman, supriman o prohíban las organizaciones dado que estos casos son los que generan los arranques de ira. “Tampoco se trata de dar cabida a estallidos poco o nada justificados. Debemos prever estas situaciones creando espacios donde las personas manifiesten sus quejas sin esperar a que se sobrepasen. Esto ayuda a mantener un ambiente mucho más sano emocionalmente”, señala Javier Caparrós, director general de Trabajando.com España.

Para los psicólogos, esto no se suele producir por un hecho puntual sino por un cúmulo de situaciones que nos disgustan o molestan. Por ello, lo ideal es que las personas tengan confianza con sus jefes o con sus pares y puedan expresar lo que sienten. Por su parte, las organizaciones deben crear espacios donde todos los empleados son escuchados: las reuniones, actividades lúdicas fuera del ámbito laboral e incluso los descansos pueden ser buenos momentos y lugares para hablar sobre un tema que inquiete o preocupe. 

Un ejemplo de situaciones en las que se debe trabajar en la gestión de las emociones  puede ser el caso de un empleado destacado, con excelentes calificaciones, incapaz de relacionarse con los demás o, lo que es peor, de controlar sus emociones. 

Hoy en día, cuando entrevistan a un candidato los seleccionadores le dan suma importancia, además de a la experiencia profesional o a la formación, al carácter personal del individuo. Con el tiempo, las compañías han aprendido cuánto favorece para el buen funcionamiento de un equipo de trabajo una persona emocionalmente equilibrada y sana. 

Esto no significa que los empleadores no le den importancia a lo intelectual. Es necesario aclarar que ninguna está valorada por encima de la otra, pero su relevancia dependerá del empleo o área donde se desarrolla el trabajo. Por ejemplo, la parte emocional es fundamental en trabajos donde se tenga contacto directo con el cliente. 

El problema no está en enfadarse sino en cómo respondemos ante la ira. Es importante que reconozcamos la existencia de esta emoción y aprendamos a gestionarla, bajando nuestro nivel de irritabilidad para que se pueda desarrollar una conversación de manera tranquila. 

“Tenemos que poner especial atención cuando esta reacción de enfado es reiterada en una persona, ya que pueden ser señales de estados de ansiedad, estrés, cansancio, depresión o incluso de algún tipo de trastorno de conducta”, comenta Caparrós.


Los nuevos perfiles profesionales en la era 2.0

Con los avances tecnológicos están surgiendo nuevos puestos de trabajo multidisciplinarios que las empresas necesitan cubrir 

Los nuevos perfiles profesionales en la era 2.0Hoy día, la sociedad vive un continuo cambio provocado por diversos factores: la globalización de los mercados, la desaparición de fronteras, los movimientos migratorios, la revolución tecnológica o la propia evolución de la sociedad que conducen a los individuos a un nuevo paradigma. Mientras desaparecen empleos tradicionales, también surgen nuevas profesiones.


La productividad de las empresas se mantiene en ascenso, mientras la creación de empleo continua desplomándose. Este patrón se vive en la mayor parte de países desarrollados como una contradicción que responde a dos factores: la evolución de los modelos productivos y la automatización de un gran número de profesiones tradicionales.


Uno de los elementos claves que influyen en este vertiginoso proceso de transformación ha sido el desarrollo y uso masivo de las tecnologías emergentes. Estas herramientas están produciendo un continuo intercambio de información y experiencias en webs, foros o redes sociales que genera un valor intangible para los individuos.


La implantación de las nuevas tecnologías, al contrario de lo que pueda parecer, no destruye empleo, sino que lo transforma. De igual forma que en el pasado la mano de obra emigró masivamente del campo a las fábricas, el progreso está sustituyendo profesiones que históricamente parecían inmutables pero que, probablemente, acabarán por convertirse en un fenómeno minoritario y residual.

A partir de estos cambios, vinculados a los avances tecnológicos, están surgiendo nuevos perfiles profesionales que las empresas comienzan a demandar. Aunque se trata de empleos de carácter eminentemente técnico, el futuro de la tecnología es multidisciplinar. También se nutrirá de disciplinas vinculadas a otras ramas del saber, como las Humanidades, las Ciencias Sociales o las Bellas Artes. La diferencia es que los profesionales vinculados a ellas deberán adquirir nuevas habilidades para poder acceder a estos yacimientos que ofrecen nuevas oportunidades de empleabilidad y que dan respuesta a las nuevas necesidades surgidas en la sociedad del conocimiento y de la información. De entre ellas, cabe destacar:


- Diseñador de contenidos web.

- Programador de aplicaciones para móvil.

- Gestor de robots.

- Diseñador de “nubes”.

- Analistas y auditores de seguridad informática.

- Ingeniero de objetos inteligentes.

- Community Manager. Gestor de comunidades virtuales de las organizaciones.

- Experto SEO (Search Engine Optimization) y SEM (Search Engine Marketing).

- Responsable de e-Commerce para gestionar el comercio online.

- Consultor de e-Business.

- Profesional de la asistencia integral a la tercera edad.

- Ingeniero de vehículos orientados a la sostenibilidad del medio ambiente.

- Ingeniero de eficiencia energética.

- Expertos de seguridad en Cloud Computing.

- Desarrollador de animación en 3D y de videojuegos.


Los perfiles profesionales emergentes también provienen de sectores donde se esperan grandes avances, como el turismo cultural, la biomedicina, la ingeniería genética, la biotecnología, la robótica, la agricultura biológica o el sector aeronáutico. Por último, existe la necesidad de generar perfiles con vocación emprendedora, y facilitar el autoempleo de cara a configurar una comunidad empresarial competitiva. Ello no sólo depende de políticas, sino también de fomentar el espíritu emprendedor en todas las fases de aprendizaje.


José Luis del Olmo ArriagaDirector del Observatorio de la Demanda Universitaria. Director de Postgrado y Extensión Universitaria. Universitat Abat Oliba CEU



 

viernes, 12 de junio de 2015

¿Eres barro o eres oro?

buda-de-oro 

“…La estatua del buda de barro, alcanzaba casi tres metros de altura; durante generaciones había sido considerada sagrada, por los habitantes del lugar.

Un día, debido al crecimiento de la ciudad, decidieron trasladarla desde el monasterio, a un sitio más apropiado. 

Esta tarea le fue encomendada a un reconocido monje, quien después de planificar concienzudamente su delicada tarea, comenzó su misión; con tan mala fortuna, que al moverla al exterior, ésta se cayó al suelo, agrietándose en varias partes.

Compungidos, el monje y su equipo, decidieron pasar la noche meditando qué hacer y valorando las posibles alternativas, fueron unas largas y… lluviosas horas.

A la mañana siguiente, observaron como salía luz de entre algunas de las grietas del buda, una luz dorada y brillante; se acercaron y con un martillo comenzaron a golpear y descubrieron… ¡un buda de oro macizo de más de tres metros de altura!”…

Muchos años atrás, cuando el pueblo iba a ser atacado por bandidos, los pobladores para protegerlo, lo cubrieron de barro, así tras los saqueos, el buda era sistemáticamente ignorado.

Después, se pensó que mejor seguir ocultándolo; con el tiempo y generación tras generación, se creyó que el buda de oro, era solo una leyenda y finalmente cayó en el olvido.

Nosotros somos como el buda de barro, que día a día, para protegernos, hemos ido cubriéndonos de barro, pero no os olvidéis, de que dentro de cada uno de vosotros… debajo de ese barro ¡sois todos de oro macizo!

Todos tenemos dentro, todos los talentos y todas las capacidades que necesitamos para ser felices y depende de nosotros, que asumamos nuestra responsabilidad para serlo, que tomemos las riendas para conseguir nuestros sueños.

1. Seré capaz de ir rompiendo poco a poco, ese barro que me cubre, si tomo conciencia del nivel de satisfacción, en todas las áreas de mi vida, ¿cómo de feliz soy hoy, en el área de la salud, familia, ocio, trabajo? ¿Cuál es mi estado actual?
Y si tomo conciencia de ¿cuál es mi estado deseado?, definiendo ¿qué quiero?; si sé lo que quiero, puedo elaborar un plan para conseguirlo, buscando los medios, organizando mi tiempo para conseguir mi objetivo, con esfuerzo y sobre todo con acción.
2. Para quitarme el barro, es necesario que me auto-acepte y para ello es fundamental superar mis creencias limitantes y conseguir que mis valores “quien soy”, esté alineado con mis conductas “lo que hago”.
3. Se me caerá otra capa de barro, para poder mostrar el oro macizo del que estoy compuesta en realidad, si me auto-respeto, “observando” mi lenguaje interior, ¿lo que me digo me potencia o me limita? y manteniendo mis compromisos conmigo mismo y con los demás. ¿Cuándo me digo, “el lunes empiezo el gimnasio”, ¿lo hago? ¿Mantengo mi palabra conmigo mismo? ¿me respeto?
4. Sabré que es el momento de dar con el martillo y quitarme el barro más deprisa, si soy capaz de escuchar el feedback, aquel que me da mi propio organismo ( interno), con dolores y molestias y el que me dan las personas que me rodean (externo).
5. Iré viendo poco a poco mi propio brillo interior, si supero mi pasado, si no me quedo estancado, no importa lo que no haya conseguido antes, ¡ahora es el momento!, ahora debemos apostar por nosotros mismos y por nuestra grandeza, cambiando nuestra actitud negativa ante la vida, cambiando nuestras conductas inefectivas y creando nuevos y saludables hábitos.
6. Estaré sin barro completamente y brillando, si soy capaz de identificar mis emociones, ponerlas nombre cuando aparecen, miedo, enfado, alegría, tristeza… y gestionándolas a mi favor; eliminando sentimientos nocivos, como el victimismo, resentimiento, culpabilidad…
7. Asume que tú eres el único responsable de tu vida, ¡asume que eres de oro!, auto motívate y actúa.

Recuerda, ser la mejor versión de ti mismo, con ilusión, márcate tu sueño, tu meta, límpiate el barro, trabajando sobre tus creencias limitantes ( no puedo, no valgo), aceptándote y respetándote, gestionando tus emociones y sentimientos nocivos, escuchando constantemente el feedback, para poder ir haciendo ajustes, de manera flexible en tus nuevas acciones, para conseguir tus sueños.

¿Eres barro o eres oro?


SilviaSilvia Sánchez,
Licenciada en Psicología (UAM), Master en RRHH (UAM), Experta en Inteligencia Emocional (Edu-Training), Master PNL (Tim Ingarfield), Experta en Coaching (U.J.C.). Creadora del blog: http://yosoycoachpersonalsilvia.blogspot.com.es/ Responsable Adjunta Dpto. Nóminas AdeccoTT y Seguros Sociales (CSC) de Adecco






jueves, 11 de junio de 2015

8 Apps para buscar empleo

Más allá de Infojobs, Linkedin o Jobandtalent

Cada día miles de parados buscan trabajo en nuestro país a través de Internet, y cada vez más, a través de dispositivos móviles como las tabletas o los teléfonos móviles. A continuación presentamos una lista de 8 Apps para buscar empleo, más allá de las conocidas Infojobs, Linkedin o Jobandtalent.
  1. Monster: Servicio de búsqueda y solicitud de trabajo muy intuitivo. Una de las novedades es que cuenta con un servicio de geolocalización que permite encontrar las ofertas que se publican cerca.
  2. Eures: Tiene un buscador de ofertas de trabajo que hayan sido publicadas por cualquier servicio público de empleo de toda Europa. Está en 25 idiomas y permite marcar favoritos y contactar con consejeros que informan de las oportunidades en el extranjero. Incluye a los estados de la UE y algunos otros países.
  3. Indeed: Ofrece una de las búsquedas más completas ya que sus ofertas de empleo proceden de miles de páginas de empresas y bolsas de trabajo, de dentro y fuera de España. Localiza empleo en más de 50 países y 26 lenguas.
  4. Xing: La red social para trabajo más importante de Alemania poco a poco comienza a expandirse y puede ser una buena opción si se busca empleo en el extranjero.
  5. Empleo - Trabajo: Propiedad de Tecnoempleo y especializada en telecomunicaciones, informática y tecnología.
  6. Trovit Empleo: Disponible en 12 idiomas y presente en 38 países. Ordena los resultados por fecha o por relevancia.
  7. Jobeeper: La diferencia de esta aplicación respecto a las demás es que las ofertas provienen de otros portales de empleo, pero que nosotros veremos en una misma aplicación, aumentando la cantidad total de trabajos disponibles a los que aplicar. Es un localizador de ofertas en base a palabras clave que se configuran y guardan en función de los intereses, para no tener que buscar y teclear lo mismo cada vez.
  8. Job Today: Lanzada en abril, su innovación respecto a las otras es que permite, tanto a empresas como a solicitantes de empleo, gestionar los anuncios directamente en el móvil. Se facilita el acceso directo entre candidatos y empresa contratante a través de un chat para realizar entrevistas, comentar cualquier otro aspecto o cerrar la contratación.


    Equipos & Talento

 

miércoles, 10 de junio de 2015

Inteligencia emocional en el trabajo

Inteligencia emocional¿Sabes cuál es tu cociente intelectual?

Seguro que sí o tienes una ligera idea de en qué lugar de la escala te sitúas aproximadamente. Pero ¿sabes cuál es tu cociente de inteligencia emocional?

La inteligencia emocional es un concepto que popularizó el psicólogo D. Coleman en los años noventa. Hace referencia al conjunto de habilidades psicológicas que nos permiten gestionar nuestras propias emociones y comprender las de los demás.

Gran parte del día lo pasamos con personas con las que no hemos elegido estar, a las que no nos unen, en principio, intereses comunes. Quien elige a nuestros compañeros de trabajo es el departamento de RRHH. Los equipos los forman los jefes y te toca trabajar con gente más o menos afín a ti. Con nuestros compañeros se dan relaciones de tipo horizontal, de tú a tú, y con aquellos a los que reportamos, más bien de tipo vertical. En todos los casos tenemos que sacar a relucir nuestra inteligencia emocional y lidiar con unos y otros para llevar a buen puerto tareas y responsabilidades que dependen del trabajo de un equipo.

Los expertos en inteligencia emocional nos aconsejan adoptar estas actitudes para que nuestra jornada sea una balsa de aceite.
  • Mantén un talante positivo, abierto y tolerante. Esto no quiere decir que debas soportar una falta de respeto, pero obliga a tu inteligencia emocional a expresarlo sin caer ni en el victimismo ni en ponerte a la defensiva con una actitud agresiva cuando alguien te hace un comentario que no te gusta. Esto nos lleva a otro de los consejos.
  • Aprende a comunicarte. A decir lo que te molesta sin ofender y con respeto y a disculparte si piensas que te has pasado de la raya (independientemente de si eres jefe o empleado). Elige el mejor momento para decir las cosas. Observa cómo están los demás, cuál es su estado de ánimo y elige cómo debes dirigirte a ellos.
  • No dejes pasar las cosas. Háblalas con asertividad, siendo claro y amable. Si las decepciones o los disgustos se van acumulando, puede repercutir en tu salud o puedes explotar el día que menos se espera. Si en realidad no tienen importancia, es más sabio dejarlas pasar. Cuenta hasta diez mientras te preguntas por las consecuencias que puede tener expresarte de una u otra manera.
  • Empatiza. Imagina por un segundo que eres tu interlocutor, ¿qué motivos tienes para decir o pedir lo que te solicitan?, ¿a qué presiones está sometido? Para empatizar es crucial que escuchemos con atención y demostremos interés. El canal de la comunicación permanecerá abierto. Ponernos en el lugar del otro nos ayuda a comprender y valorar.
  • Aporta soluciones. Puedes hacer este ejercicio mental: a cada queja que te surja, piensa mentalmente en una solución.
  • Mira las cosas desde arriba. Sitúate mentalmente en un plano superior, como si no te afectara y no estuvieras implicado. Desde ese lugar articula una solución. Tener una perspectiva alejada nos da una visión global. Cuando nos atrincheramos en nuestros motivos no vemos el resto del proceso. Además, la solución puede venir por un lado que ni habíamos imaginado. Amplía tu visión.
  • Defiende tu trabajo. Ten claro por qué has hecho las cosas como las has hecho, sabiéndolas argumentar y justificar, pero también mantente abierto a las críticas constructivas que pueden mejorarlo. Aprende a diferenciar una crítica a tu trabajo de una crítica a tu persona.
  • Aléjate de las conductas negativas y procura no promocionarlas. Crea mecanismos para apartarte de ellas: con humor o simplemente no siguiendo el rollo.
  • Asume tus responsabilidades y rectifica si te has equivocado. No hace falta que les des publicidad a diestro y siniestro, pero asume tus errores.
La inteligencia emocional no resolverá todos los problemas de la empresa sobre actitudes y faltas de respeto, sin embargo puede cambiar la tuya. Lleva las riendas de tus propias emociones y no permitas que un mal ambiente o una respuesta inapropiada te arruinen el día o afecten al desempeño de tus tareas.

Si somos diestros en manejar nuestras emociones nos aseguramos una vida emocional saludable tanto en el trabajo como en la playa. En este video, Elsa Punset enseña cómo generar optimismo, la fuente de la inteligencia emocional.




martes, 9 de junio de 2015

Expectations in the Work Place!

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We all wake up with them. Expectations are powerfully charged feelings and impact your day in very real and consequential ways. Whether you expect your work environment to be enjoyable, or just another day to get through…or worse yet, pure dread, expectations set the barometer of your day. Will there be sunshine or storms? Are you excited about the day ahead or would you rather hide under your blanket and ignore the alarm?

It’s not your work, right? It’s the people! If they could just be different!

Let’s face it, life is made up of relationships that are challenging in the best of circumstances, even when we love someone heart and soul. Remove this emotional commitment and the behavior of others can … well … become irritating, filling you with anxiety, frustration and anger.

You walk into your office or work space and that “one person” that seems to easily push your buttons is already doing that “thing” that makes you bristle. Maybe your boss walks past and you are reminded of the raise you didn’t get but deserve. The other half of a your sandwich left in the communal break room is gone, eaten by “you know who.” Those extra files on your desk? Sloughed off by “J…” and not your responsibility.

Flip the scenario. Maybe you are the one being targeted and you have no idea why you are the red circle at the center of the dart board.

How does one survive this kind of emotionally charged environment when the majority of waking hours is spent fulfilling your responsibilities: rent to pay, cars to service, daycare for your children, food on the table? You don’t mind the work but you are beginning to hate your job. Your unhappiness may even follow you home.

Jill Tomac, founder of The Leadership Resource Group coaches organizations on improving work environments for leaders and employees alike. Believing that work can and should be an enjoyable, even a happy and fulfilling experience, she helps her clients learn effective ways to communicate and resolve many of these issues.

“Throughout your life you have most likely been taught, ‘do unto others as you would like to have done unto yourself.’ While this sends a valuable message of treating others with respect and care, it does not work in the realm of communication.” http://resourcesforleaders.com/increase-your-influence/

Her point: we communicate in many different ways: verbally, emotionally, physically and often do not realize our impact. By becoming aware of our effect on others, real, long-lasting change transforms the culture and environment of the work place.

We each walk into environments not as individuals but as a collective mass of our past, our present, and our unique way of being. Everyone has their own experiences shadowing them. But the reality is, we have no power to change others, only influence them by example. By changing our mind through personal awareness and learning new ways to communicate we can not only positively influence others but our own life may end up being the biggest benefactor. Now that is a benefit worth working toward!

Candace George Conradi, Writing Coach
Published Author and Blogger for Women With a Voice

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