martes, 23 de junio de 2015

Los buenos jefes dan a sus trabajadores estas 10 cosas

Hay algunas diferencias notables entre ser un jefe y ser un líder. Cualquier persona pude convertirse en jefe, pero muy pocas llegan a considerarse verdaderos líderes.

Los buenos jefes se preocupan por la empresa, así como por sus clientes y proveedores. Pero lo más importante, es que se preocupan por el segundo activo más importante que tiene una empresa: los empleados. ¿Y cuál es el primer activo? El cliente, pues sin clientes, no hay negocio ni empleados.

Jeff Haden lo tiene claro: los buenos jefes se preocupan por conseguir cosas importantes. Los jefes excepcionales se preocupan por su gente, y de esa forma consiguen cosas importantes.

Es por eso que los buenos jefes, según Haden, dan a todos los empleados:





1. Autonomía e independencia.
Ya lo decía Steve Jobs: "contratar a gente inteligente para decirles lo que tienen que hacer, es de idiotas".

Los trabajadores necesitan libertad de actuación. Si no perciben un control constante, dejan volar su imaginación, y con ello surgen multitud de ideas innovadoras dentro de la empresa.
El compromiso y la satisfacción se basan en gran medida en la autonomía y la independencia. Las gente se preocupa por las cosas cuando están a cargo de ellas y se sienten capaces de hacer lo correcto.
Siempre que sea posible, da a tus empleados la autonomía e independencia para trabajar de la manera que mejor funcionen. Cuando se hace así, casi siempre encuentran la manera de hacer su trabajo mejor de lo que te imaginabas.
2. Expectativas claras.
Si bien cada trabajo debe incluir un cierto grado de independencia, cada trabajo también necesita unas expectativas básicas de cómo determinadas situaciones específicas deben ser manejadas.
Si criticas a un empleado por ofrecer un descuento a un cliente furioso hoy , a pesar de que ayer era una práctica habitual, estás haciendo el trabajo de ese empleado imposible. Pocas cosas son más estresantes que no saber lo que se espera de un día para otro.
Cuando un buen jefe cambia una norma o directriz, comunica el cambio de antemano y se toma el tiempo para explicar por qué tomó esa decisión y lo que espera con ella en el futuro.
3. Objetivos significativos.
Casi todo el mundo es competitivo; a menudo los mejores empleados son muy competitivos, en especial con ellos mismos. Los objetivos significativos pueden crear un sentido de propósito y añadir un poco de sentido a las tareas más repetitivas. 
Además, los objetivos son divertidos. Sin una meta significativa que alcanzar, algunos trabajadores no estarán motivados.

(Leer: 6 cosas en la empresa que no motivan a nadie)
4. Un verdadero sentido de propósito.
A todo el mundo le gusta sentirse parte de algo más grande. Todo el mundo le gusta sentir esa sensación de trabajo en equipo.
Las mejores misiones implican provocar un impacto real en las vidas de los clientes a los que sirve. Deja que los empleados sepan lo que quieren lograr para el negocio, para los clientes, incluso para la comunidad.

Recordemos que el Director de Recursos Humanos de Google incluía esta práctica entre las dos únicas cosas que servían para retener el talento en la empresa.
5. Oportunidades para ofrecer una aportación significativa.
Los empleados comprometidos tienen ideas; es importante darle la oportunidad para hacer  sugerencias y aportar ideas.
Es por eso que los buenos jefes hacen que sea increíblemente fácil para los empleados ofrecer sugerencias. Ayudan a los empleados a que se sientan cómodos proponiendo nuevas formas de hacer las cosas. Cuando una idea no es viable, siempre se toman el tiempo para explicar por qué.
Los buenos jefes saben que los empleados que hacen sugerencias se preocupan  por la empresa, por lo que aseguran a los empleados que sus aportaciones serán valoradas.
6. Un verdadero sentido de conexión.
Los empleados trabajan por un sueldo, pero quieren trabajar por algo más que un sueldo: trabajar con y para las personas que ellos admiran.
Es por eso que una palabra amable, unas preguntas rápidas acerca de la familia, una conversación informal para preguntar si un empleado necesita cualquier cosa ayuda, esos momentos son mucho más importantes que las reuniones de grupo o evaluaciones formales.
Un verdadero sentido de conexión es personal. Es por eso que los buenos jefes demuestran que ven y aprecian a la persona, no sólo al trabajador.

( Ver: 9 cosas tan sencillas como extraordinarias que decir a la gente de la empresa cada día)
7. Consistencia.
A la mayoría de las personas no les importa tener un jefe que es estricto o exigente, y rápido tomando decisiones, siempre y cuando trate a todos los empleados de manera justa.
Los buenos jefes saben que la clave para mostrar a los empleados coherencia y equidad es la comunicación. Así los empleados entienden por qué se tomó esa decisión, sin asumir que es un trato injusto o un favoritismo.
8. Las críticas, constructivas y en privado.
Ningún empleado es perfecto. Todos pueden cometer errores. Saber gestionar el momento de informar a un empleado sobre lo que ha hecho mal y cómo corregirlo es lo que convierte a un jefe normal en un buen jefe.

 Los buenos jefes hacen esas criticas constructivas en privado, no delante de clientes ni otros compañeros, ya que, regañarle delante de clientes o compañeros les puede causar vergüenza y, a la larga, inseguridad, lo que puede repercutir en su rendimiento. Y de paso indica muy mala educación y ética por parte del jefe.
9. Las alabanzas en público.
Cuando alguien hace un buen trabajo, es muy importante que todo el mundo sea testigo del éxito del trabajador. Esto ayuda a su confianza, le anima a seguir trabajando y hace que el resto de empleados busque un reconocimiento similar.
10. Posibilidades de futuro en la empresa.
Cada trabajo debe tener el potencial de conducir a cosas mayores. Los empleados sólo se preocupan por el negocio después de que se les demuestre que el negocio se preocupa por ellos. Una de las mejores maneras de hacerlo es mostrar que hay esperanzas para el futuro de la empresa, pero que también hay esperanzas para el futuro de los empleados.

Este artículo está basado en la publicación de Jeff Haden, aparecida originalmente en Inc.com, adaptada y ampliamente modificada por Negocios1000.com
 
 

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