Lo que comenzó como una costumbre importada de los países
anglosajones, con el casual friday, ha ido evolucionando poco a poco
hasta trastocar todos los códigos y conductas de vestimenta en la alta
dirección de las empresas. A los viernes en los que los ejecutivos y el
resto de los empleados podían dejar en casa la corbata, le siguió la
irrupción de las firmas tecnológicas, recuerda el socio director de Alemany & Partners,
Carlos Alemany, “mucho más desenfadadas en lo que respecta a la
indumentaria”. Más tarde, el auge de las startups y las compañías
innovadoras terminó, incluso, tumbando el uso de los trajes y corbatas. Y
recientemente, empresas de sectores mucho más tradicionales se han
sumado a esta tendencia. La última, el gigante de distribución Mercadona,
que la semana pasada anunció que permitirá a sus directivos acudir a la
oficina con o sin corbata, al gusto de cada uno. Eso sí, siempre y
cuando no tengan que abandonar la oficina o reunirse con profesionales
de otras empresas.
Esto, sin embargo, no supone ningún avance para este directivo
especializado en la búsqueda y selección de altos ejecutivos. “Me parece
más una medida pensada para aparentar, ya que las corbatas hoy están
mucho menos de moda que hace unos años”, explica. Aunque no tanto. Para
este experto, el problema radica en que todavía “muchos profesionales
cambian su conducta dependiendo de la indumentaria que lleven, y lo que
hay que fomentar es la coherencia; es decir, demostrar que alguien puede
y debe trabajar igual sin importar su aspecto.
Lo que comenzó como una costumbre importada de los países
anglosajones, con el casual friday, ha ido evolucionando poco a poco
hasta trastocar todos los códigos y conductas de vestimenta en la alta
dirección de las empresas. A los viernes en los que los ejecutivos y el
resto de los empleados podían dejar en casa la corbata, le siguió la
irrupción de las firmas tecnológicas, recuerda el socio director de Alemany & Partners,
Carlos Alemany, “mucho más desenfadadas en lo que respecta a la
indumentaria”. Más tarde, el auge de las startups y las compañías
innovadoras terminó, incluso, tumbando el uso de los trajes y corbatas. Y
recientemente, empresas de sectores mucho más tradicionales se han
sumado a esta tendencia. La última, el gigante de distribución Mercadona,
que la semana pasada anunció que permitirá a sus directivos acudir a la
oficina con o sin corbata, al gusto de cada uno. Eso sí, siempre y
cuando no tengan que abandonar la oficina o reunirse con profesionales
de otras empresas.
Esto, sin embargo, no supone ningún avance para este directivo
especializado en la búsqueda y selección de altos ejecutivos. “Me parece
más una medida pensada para aparentar, ya que las corbatas hoy están
mucho menos de moda que hace unos años”, explica. Aunque no tanto. Para
este experto, el problema radica en que todavía “muchos profesionales
cambian su conducta dependiendo de la indumentaria que lleven, y lo que
hay que fomentar es la coherencia; es decir, demostrar que alguien puede
y debe trabajar igual sin importar su aspecto.
Japón marcó tendencia en 2005
Cualquier cambio de código de vestimenta obedece a una razón. Una de
las primeras veces que ocurrió fue, hace más de diez años, en Japón,
cuando una ola de calor asoló la isla.
Para combatir la situación, además de para ahorrar energía, el
Gobierno nipón puso en marcha una campaña, bautizada como Super cool
biz. El objetivo era sustituir trajes y corbatas por pantalones vaqueros
y camisetas, con el fin de reducir el uso de aire acondicionado en las
oficinas.
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