A menudo, los compañeros de trabajo se convierten en silenciosos aliados de los opresores
La discriminación y acoso en el trabajo es una práctica
más común de lo que se cree. A veces sólo es suficiente con emitir una
amenaza camuflada de 'advertencia' para infligir en el otro un miedo a,
por ejemplo, perder el trabajo por querer disponer de una baja laboral o
de un día libre. En este sentido, Edith Gómez, editora de Gananci,
expone las siete señales que ponen de relieve cuándo se está siendo
sometido a éste tipo de situaciones.
A pesar de que la intimidación suele vincularse
a puestos de poder y autoridad, a menudo los compañeros de trabajo
suelen convertirse -conciente o inconscientemente- en colaboradores del
abuso laboral o servir de 'coartada' para los opresores, limitando así
la capacidad de la víctima para defenderse o denunciar el hecho.
En este sentido, Edith Gómez, de Gananci, indica que una de las primeras señales que evidencian un trato desigual e injusto se correlaciona, precisamente, con cómo se gestiona a los distintos trabajadores.
Por ello, recomienda prestar atención a los beneficios que unos y otros
obtenien por parte de la empresa, ligados a la flexibilidad, los días
libres o la posibilidad de teletrabajar etc.
También indica que hay que prestar atención a si las metas en un
proyecto cambian repentinamente o de si el progreso es tomado o no en
cuenta. De la misma forma, se debe observar si las oponiones o
decisiones que se toman son cuestionadas siempre, sin motivo aparente, o
si el trabajo repentinamente desciende o se plantean obstáculos a cada
paso.
Otra de las señales se vincula al nivel de la participación en la empresa,
de si se es convocado o no a las reuniones de trabajo y a los eventos
corporativos o, sencillamente, se es incluido en las reuniones
informales entre compañeros. No obstante, la señal más clara de abuso es
la verbal, aunque puede ser también la más sutil cuando el lenguaje
empleado no incluye agrasiones explícitas como insultos y sí bromas
incómodas.
FInalmente Gómez se refiere a las consecuencias que este tipo de situaciones tienen en la salud de las víctimas, con desequilibros de sueño y alimentación, sensación de ansiedad, pánico, cambios de humor y depresión.
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